miércoles, 22 de mayo de 2013

SOVIETO

El esfuerzo más encomiamble de la historia de la humanidad
estaba condenado a fracasar desde el momento
en el que el hombre comenzara a comerse a otros hombres,
aunque fuera por miedo a ser comido por el Caníbal,
y porque no era posible competir en sobornos,
por supuesto conseguidos mediante el pillaje y la extorsión,
pues al menos el terrorífico Imperio del Mal
tenía un reducidísimo componente benévolo,
mientras que el Imperio del Bien era 100 por cien maldad,
pero eso lo hemos vuelto a comprobar demasiado tarde.

Sovieto, en tus delirios de cemento tosco,
construiste el Otro Mundo,
en la velocidad frenética
de los abismos sin moral de la guerra freda,
de la guerra sucia, de la guerra informativa,
de la guerra de las galaxias y de la guerra bacteriológica,
con tus brazos libres de tatus de leñador fornido,
a base de puro músculo y sin trampa para monos:
el Ideal; aquí mismo, en la sucia Tierra.

Salvaste una vez a la Europa del fascismo. Lo recuerdo muy bien,
pues acababa de morir en esa época,
aunque te robaran la hazaña y la patentaran más rápido
las alimañas,
en películas bobas.
Nos protegiste del Mal absoluto durante años,
utilizando más mal del necesario,
pero ahora nos venden como pescado podrido,
desde que tú me abandonaste, mi vida, mi amor,
las ratas se pasean por el lóbrego techo
de la sala ácida, y las bibliotecas
las carcome el musgo y el orín del desprecio,
con el que los ávidos córvidos todo lo prostituyen,
mientras los pordioseros se amontonan en los cajeros automáticos,
como asqueroso y putrefacto batido de carne humana.

Hemos aprendido bien
de nuestras propias y estúpidas barbaridades, pero sobretodo
de las barbaridades del capitalismo sediento de sangre,
cargado sobre nuestras espaldas
de pobres gilipollas.
Por eso ahora un coro de ángeles
revolucionarios, sin disparar una sola bala,
con tesón, orgullo, esfuerzo y bondad:
el mejor presidente de la historia,
el presidente
más inteligente de la historia,
y el presidente más valiente de la historia (honor compartido)
son el núcleo duro.

Porque los parásitos todavía
nada han entendido
y por eso cometen en Europa
los mismo excesos que cometieron en los 90
en Bolivia, Argentina, Venezuela.
Para que aprendan de una vez por todas,
por la cuenta que les trae,
que no se puede hacer picadillo
con la dignidad de los seres humanos ,
por muy replicantes que sean,
para confeccionar musaka, pisto
o salsa bolognesa,
pues eso siempre trae consigo
las mismas consecuencias,
en Caracas, San Petersburgo, Atenas o Madrid,
inevitables, como que 2 y 2 son 4.

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